domingo, 17 de julio de 2011

El tesoro de Karen Villeda





















¡Arrodíllate Sol, te estoy nombrando!
Efraín Bartolomé

Son diversas las preguntas cuando inicias la lectura de un texto tanto de poesía como de narrativa, muchas de esas inquietudes surgen a partir del título, el autor y la época o corriente literaria, lo que nos lleva a pensar en las posibilidades de su creación, buscando en el bagaje cultural y social o tratando de justificar las predicciones al respecto.

Esa fue mi primera reacción cuando llegó a mis manos el libro de Karen Villeda, desde el título, “Tesauro”, empecé a buscar ese posible significado: yendo desde tesoro, áureo, tauro, y todas las combinaciones en un juego de palabras o calambur sin fin, para tratar de dilucidar el tema en cuestión para su lectura.
Enseguida, me preguntaba acerca de su autora, una joven de Tlaxcala, con varias publicaciones en revistas, premios importantes a nivel nacional y con dos libros publicados, lo cual representa el trabajo realizado con gran tenacidad, no solamente la publicación fortuita.

Ése fue el principio de la búsqueda. Después la lectura de sus poemas fue un choque, es más, fue un enfrentamiento continuo con mis supuestos cánones de la belleza literaria; las formas gráficas resaltando en los versos, abreviaturas y símbolos que atribuía como exclusivos de otro tipo de textos, ya sea de los explicativos o los científicos, donde es preciso el pie de página, subrayar o definir las palabras hasta su máxima comprensión.

Me di un respiro de varios días para acometer de nuevo, ya con otros ojos, además de plantearme nuevas prerrogativas, y diciendo sobre cuál es la función del poema. Encontré nuevas palabras y formas de vivir la vida. El libro de Karen inicia con las primeras definiciones, conceptualiza el tiempo, para, femenino y masculino, pareja, espacio; en donde muestra con pinceladas discursivas la interrelación del ser, tiempo, espacio y circunstancia.
De ahí retomo:

Para: Úsese Pareja
“No romperás el hervor”
“Se está formando un latido para ti”
“Todas estas flores ya no huelen a muerto”
“ESTAMOS contra las armas”
“Mañana serás alguien en todos los ojos”
“Tus dedos me rozan (transfiguración)”
“Eres un nido falso”
“No quiero estas zarzas en mi garganta”
“¿Quién limpia un cuchillo en el mar?”

Esta sucesión de frases que nos describen el diálogo de ayer, ahora o mañana entre ambos, femenino y masculino, en el Dúplex, bajo Lobreguez, encanto y desencanto del mundo.

Los siguientes cinco apartados, discurren como si los mismos personajes saltaran de una emoción a otra, con interjecciones, onomatopeyas, latinismos, pendientes de si la vida tiene sentido para reír o llorar, construyendo y destruyendo la lógica de la pareja, como si existiera en el amor. Es agradable también, encontrarse con la referencia de los colores de las vocales de Arthur Rimbaud, determinando a cada uno de estos cinco apartados en propias lexicografías (así los llama) para dilucidar el uso vocálico de las letras.

Es curioso el comentario que pusieron en la contraportada del libro, donde mencionan que en el lenguaje poético de Tesauro hay “irreverencia, experimentalismo”; en mi opinión, después de haber leído el texto de Karen, encuentro una nueva búsqueda en la expresión, un conocimiento pleno del lenguaje para despertar en el lector nuevas emociones.

Sergio Arnoldo Contreras Valdovinos